En la entrada anterior reconvertíamos botas usadas en macetas y ahora le toca el turno a las sillas viejas. Si se deteriora el asiento de alguna, puedes aprovechar el hueco que queda en la silla para encajar una maceta o acoplar el cepellón de una planta. Si la cuelgas en la pared quedará tan bonita como la de la imagen superior. Pero si dejas que se mimetice con el jardín, el resultado será tan sutil y espectacular como el de la imagen inferior. Inspírate en el álbum para crear la tuya:
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