La primera vez que vi una imagen similar a la de la foto superior, quise recopilar más para poder compartir el descubrimiento con mi hijo. Acostumbrado a despertar la fiereza de sus dinosaurios de juguete, verlos convertidos en pacíficas macetitas le hizo tanta gracia como a mí, pero lo consideró un auténtico desperdicio y hasta un sacrilegio.
A mí me sigue pareciendo una idea muy original, pero tampoco sacrificaría una buena reproducción seccionando una parte para introducir la planta. Eso sí, por casa siempre aparece algún animal plastiquero barato que se puede reconvertir cuando no se use.
Lo que menos me gusta de muchos de los ejemplos es el uso de la pintura en spray, siempre me ha parecido muy tóxica y evito su empleo. Pero, aunque prefiero los acabados menos brillantes, reconozco que transforma completamente superficies que serían muy difíciles de cubrir bien con pintura a brocha.
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