Como no me gusta el exceso escabroso ni la violencia gratuita, esta será la propuesta más sanguinolenta que ofreceré para Halloween. Resultará risible para quien disfrute con el terror, pero defiendo una celebración en la que se conjure y se supere el miedo de una forma más amable, más gradual y, sobre todo, con un sentido del humor más "blanco". No es necesario acostumbrarse a una parafernalia excesivamente macabra que, curiosamente, resulta muy lucrativa. Tampoco es aconsejable fomentar la adicción a las emociones fuertes. Los dedos cortados de esta entrada son la máxima concesión que otorgo a esa parte espeluznante y perturbadora del universo atemorizante que nos invade durante estas fechas. A cambio te propongo que diseñes y disfrutes tu propia fiesta evitando caer en la banalidad del mal.
En la primera imagen (y en la mayoría del álbum), los dedos son de masa horneada con uñas de almendra (se puede simular sangre con colorante alimentario, ketchup o mermelada de fresa o frutos rojos). En la segunda se ha usado queso con forma cilíndrica y pimiento, y en la tercera, salchichas con uñas de almendra.
Mis dedos favoritos son los de zanahoria, al ser naranjas no parecen humanos y su presentación llega a ser impactante. Los de las imágenes superiores semejan una mano emergiendo de una masa viscosa que consiste en guacamole, hummus y crema de queso. Me quedo con el guacamole porque su color y textura lo convierten en el más terroríficamente apetecible.
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