domingo, 20 de abril de 2014

EL ÁRBOL COMO SÍMBOLO EN HABITACIONES INFANTILES.

Existe una fuerte conexión entre seres humanos y árboles desde nuestros orígenes (quizás porque como especie primero vivimos en ellos). Nuestra cultura está inevitablemente relacionada con los árboles: purifican el aire y previenen la erosión estabilizando el terreno y creando ecosistemas, además de constituir un microcosmos por sí solos que alberga diferentes formas de vida y comunidades de seres vivos. Nos proporcionan cobijo, protección, alimento, bebida y medicina; hoy en día seguimos utilizando su madera y su corteza como fuente de energía  y material de construcción. No sólo hemos podido fabricar herramientas, muebles, juguetes, utensilios variados, armas, cestas, recipientes, vehículos, instrumentos musicales o tapones de corcho; también nos beneficiamos de los numerosos productos derivados de la transformación de la pulpa, la fibra, la lignina, la resina o el látex. Constituyen una auténtica industria sostenible que abarca desde ungüentos y tintes hasta papel y adhesivos.
Pero existe otra dimensión espiritual que convierte al árbol en uno de los símbolos con mayor protagonismo en mitologías y religiones de todo el mundo, habiendo sido incorporado por las distintas civilizaciones a cultos que en muchas ocasiones lo sacralizaban o divinizaban. En el sentido más amplio, el árbol representa la vida en perpetua regeneración y evolución. Está en comunicación con los cuatro elementos: el agua circula por su savia, moja su parte aérea y empapa la subterránea; la tierra rodea sus raíces, el aire nutre sus hojas, y el fuego se obtiene de su madera. Representa también la unión entre el cielo y la tierra, entre el mundo y el inframundo, pues sus ramas alcanzan la altura que ningún otro ser vivo logra, mientras sus raíces se encuentran bien afianzadas en la tierra, que es la que le da la vida. Así es como se convierte en el axis mundi o “eje del mundo”, el intermediario entre lo sagrado y lo terrenal, lo eterno y lo efímero, la inmortalidad y el ciclo de la vida.
Aún sin considerar todo lo anterior, la imagen de un árbol en una habitación infantil se asocia con el crecimiento, la fuerza y la longevidad. Curiosamente, en muchas de las fotos que he recopilado el árbol aparece junto a la cuna o la cama buscando instintivamente la función protectora, simbolizando una diosa madre. También puede ser la morada de “espíritus” animales (como búhos sabios y vigilantes de la oscuridad) o seres etéreos (como pequeñas luciérnagas, duendes, hadas o gnomos cuidadores y juguetones). Puedes crear el tuyo (con pintura, stencils, papel o telas) y reforzar la parte de la simbología del árbol que mejor se adapte a tus creencias. Para que sirva de inspiración, te muestro un álbum de fotos con esos árboles-universo, esas metáforas de vida en las que las fuerzas y los seres del cosmos se comunican e interrelacionan.

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