sábado, 8 de marzo de 2014

DISFRAZ CON SUPERPODERES.

Los disfraces no sólo son para carnaval, constituyen uno de los juegos habituales y fundamentales en el desarrollo de la infancia. Aportan un protagonismo que ayuda a trabajar la expresión corporal y a desarrollar el “juego simbólico”: mediante la representación de roles conocen el mundo que les rodea; a través de la dramatización pueden expresar sus miedos, sus deseos y sus necesidades. El juego simbólico es la base de la comunicación y la socialización en la infancia, por eso es importante fomentarlo.


Si analizamos los disfraces que encontramos en el mercado, muchos de ellos son sexistas, competitivos, violentos o cursis. No suelen aportar ninguna novedad porque imitan a personajes de películas, protagonistas de series televisivas o deportistas famosos. Deberían explorar distintas personalidades que aporten nuevas sensaciones y experiencias y refuercen las relaciones interpersonales de forma creativa y espontánea.


Podemos dejar a un lado los estereotipos discriminatorios elaborando disfraces que transformen la agresividad y destrucción en creación, el sexismo en sana autoestima, la competitividad en trabajo cooperativo. Las niñas no son por naturaleza princesas delicadas cuya fantasía consiste en saber cantar, bailar y estar siempre guapas esperando que su príncipe azul venga a rescatarlas para casarse y cuidar de una casa y una familia. Los niños no tienen que ser los más fuertes ni resolver los conflictos con violencia, no tienen que ganar siempre ni demostrar que son invencibles compitiendo, atacando y conquistando.


Te propongo la creación de un disfraz de superheroína con el que las niñas se muestren tal y como son realmente: fuertes, dinámicas, alegres, independientes y satisfechas con su aspecto físico. A veces basta con una simple capa (cualquier tela, toalla o mantel viejo vale) para echarse a volar, para sentir una libertad que permita expresarse y relacionarse superando posibles timideces.
Pero si quieres que se sienta más poderosa, si quieres que con el disfraz compense alguna vivencia de impotencia o dependencia, anímala a escoger un nombre y un superpoder (superfuerza, capacidad de volar, inteligencia, agilidad, etc.). Si después se diseña un símbolo con el que se identifique (la letra inicial de su nombre ayudará a que se afirme aún más), el poder liberador y terapeútico del disfraz entra en acción. Inspirándote en las fotos inferiores, puedes crear unos sencillos accesorios con el símbolo diseñado que mejoren su autoconcepto: máscara, muñequeras o guantes, cinturón y hasta alas para los pies. Nada de vestidos y peinados elaborados con delicadeza, nada de actitudes pasivas a la espera; apostemos por niñas aventureras, con iniciativa propia y creatividad suficiente para expresar su auténtica personalidad tanto física como verbalmente.































Te muestro a continuación un álbum con más imágenes de superheroínas:



Y para que no parezca que sólo me ocupo de las chicas, también tengo este otro álbum con imágenes de niños disfrazados de superhéroes. Eso sí, sin armas, sin actitudes violentas ni musculaturas exageradas. Niños a los que les gusta la aventura pero no necesariamente la agresividad:



Como refuerzo de la propuesta, la foto de un adulto compartiendo con un niño la magia del disfraz mientras realizan una actividad tan cotidiana y "femenina" como hacer la compra.

Y para terminar, el álbum con las mejores imágenes: niñas y niños compartiendo el mismo juego colectivo, sin distinción  de género:



¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER!

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