“Crecí en Ohio, más
allá de la periferia, donde la ciudad perdía su influencia y comenzaba la vida
rural y silvestre. Como pasaba mucho tiempo al aire libre, he estado
coleccionando objetos naturales desde que era niña.”
“La curiosidad, el
asombro, el deseo de examinar las cosas con más detalle me llevaron cuando era
joven a dibujar los objetos que coleccionaba.”
Visitar el estudio de Mari Andrews es como adentrarse en una
antigua botica atestada de hileras de botes de cristal con muestras recogidas
en sus largos paseos y excursiones: semillas, piedras, mudas de serpiente,
musgos, bellotas, alambres oxidados, fósiles, púas de cactus, piñas, cortezas,
tierra, huesos, etc.
Combinando un material artificial como es el alambre con otros naturales, crea unas esculturas con las que intenta llamar la atención sobre esas modestas vainas, semillas o ramas que muchas veces pasamos por alto cuando caminamos a su lado. Al observarlas de cerca, podemos apreciar su color, su textura, su simetría. Y tal vez la belleza de esos pequeños objetos nos ayuden a fijarnos también en las cualidades de la gente que nos rodea y que normalmente no solemos tener en cuenta .
Para Mari Andrews, sus trabajos con
alambre son una vía para explorar la línea sin papel, una evolución de sus
muchos años de dibujos. Cuando necesita inspiración siempre la busca en un
entorno natural en el que pueda recoger muestras para su colección. También la
encuentra en la poesía, la brevedad de los textos se asemeja a la economía de
materiales en sus obras, y eso le aporta una gran calma frente a la
complejidad y la confusión de las técnicas mixtas.
Sus esculturas son delicadas piezas con detalles
naturales que muestran una belleza que despierta curiosidad, que invita a
interesarse un poco más por la naturaleza, por las formas orgánicas. Si también
te ha intrigado a ti, puedes visitar su página web: