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lunes, 17 de febrero de 2014

ARTISTAS: ANNA GARFORTH. Ecología en el arte callejero.


“Disfruto con el tacto del trabajo con materiales orgánicos y con el aprendizaje que supone convertirlos en algo artístico, sin emplear productos nocivos ni emitir gases tóxicos.”


“Trabajar con musgo despertó en mí las ganas de experimentar con materias primas y comencé a explorar otros materiales como masa de galletas, papel, tarjetas, bacterias biolumniscentes, madera, etc.”


Para que los graffitis que vemos pintados se mantengan adheridos a todo tipo de superficies y aguanten las inclemencias del tiempo, no queda más remedio que emplear aerosoles muy tóxicos que no sólo emiten partículas que se inhalan con mucha facilidad, sino también compuestos volátiles contaminantes (es necesario el uso de mascarilla protectora y guantes para manipularlos).


Sin embargo, dentro del movimiento del arte callejero podemos encontrar iniciativas respetuosas con el medioambiente que utilizan materiales naturales o reciclados como expresión artística. La diseñadora con sede en el este de Londres Anna Garforth se autodefine como una urban land artist y seguidora del artista británico del land art Andy Goldsworthy. Ha trabajado a nivel internacional con grandes marcas, agencias creativas y clientes independientes en Europa, Asia y América. Se convirtió en la pionera del moss graffiti (o graffiti con musgo) al desarrollar un proyecto inspirado en los versos de su amiga Eleanor Stevens:

"In this spore borne air
Watch your skin peel
Feel your lungs split open
Slowly the slits appear"

"En este aire cargado de esporas
Observa tu piel exfoliada
Siente tus pulmones abrirse
lentamente las ranuras aparecen"
(o algo similar)



La idea de emplear materiales vivos surgió de una visita al cementerio del parque Abney, donde quedó fascinada por la inscripción de una lápida cuyas letras aparecían rellenas del musgo acumulado en las oquedades de la piedra. En un principio no quiso revelar su técnica para fijar las letras en la pared, pero su obra ha tenido tal repercusión y ha sido tan imitada que la receta ya se puede encontrar en internet (parece ser que el truco consiste en licuar el musgo con agua templada, suero de leche y azúcar o gel retenedor de agua).


Una de las características de su trabajo es la ironía con que reivindica la protección del entorno, a veces de forma poética como en este muro de Italia, donde recrea un verso de Khalil Gibran: "If this is my day of harvest, in what fields have I sown my seeds?" ("Si este es mi día de la cosecha, ¿en qué campos he sembrado mis semillas?").


En un proyecto en el que usó hojas de árboles, compuso la palabra "RETHINK" en la valla de una planta eléctrica como llamamiento a volver a pensar y cuestionar nuestro consumo energético.


En otro proyecto comestible con masa de galleta se puede leer la frase: "BITE OFF MORE THAN YOU CAN CHEW" ("No muerdas más de lo que puedes masticar").



Me encanta como Anna integra naturaleza, tipografía y graffiti de forma poética, pero hay otro de sus proyectos de arte callejero llamado Head Gardening que me parece muy sencillo, ecológico y alegre. Consiste en reutilizar botellas de leche (en Reino Unido algunas tienen forma de garrafa) como macetas improvisadas, recortándolas primero para después decorarlas simulando "cabezas" de personajes, introduciendo plantas-pelo y colgándolas en espacios urbanos que se reconvierten en algo mucho más divertido, sugerente, colorido y original.



Este tipo de instalación forma parte de un movimiento dentro del street art llamado Guerrilla Gardening ("Jardinería de Guerrilla" o "Guerrilla Jardinera") que comenzó en Nueva York en los años 70 como una iniciativa hippy que defendía el retorno a la naturaleza, transformando zonas abandonadas y/o deterioradas de barrios (aunque fueran privadas) en espacios más humanizados y verdes donde la vecindad pudiera reunirse y cultivar plantas y hortalizas.






Actualmente, esa "Guerrilla Verde" ha convertido en Nueva York algunos de esos iniciales lugares de siembra vecinal en amplios jardines y huertos comunitarios gestionados por colectivos urbanos y con apoyo oficial. Constituyen una visita obligada para el turismo ecológico y un acercamiento a la biodiversidad perdida.



Únete a esta tendencia que poco a poco va en aumento: recorta un envase de plástico que tengas por casa, decóralo con pintura acrílica, selecciona una planta silvestre de poco riego y sal a la calle a colgarlo. Si lo haces en compañía, más divertido será y mejor quedará el resultado. El espacio público no tiene dueño y es muy fácil mejorar tu entorno con iniciativas sencillas y baratas. Reivindiquemos un uso comunitario respetuoso con el medioambiente de una forma amable y poética que agrade a quien lo vea.



Por último, te dejo la dirección de la página web de Anna Garforth y un álbum con fotografías de sus trabajos, para que conozcas otras instalaciones y otros materiales:




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